La hora de los ciudadanos ha llegado este sexenio
Los ciudadanos forzosamente tienen que asumir el papel que le corresponde del frente de batalla para evitar atropellos este sexenio.
04/12/2018, ALTO NIVEL, Juan Francisco Torres Landa*
El gobierno que acaba de tomar oficialmente las riendas de la administración pública por los próximos seis años el pasado primero de diciembre es fruto de la voluntad del electorado nacional de depositar en manos de un solo partido político el control del ejecutivo federal, del Congreso de la Unión, así como de la mayoría de los congresos locales y una buena cantidad de gubernaturas.
Dadas las circunstancias, es fundamental reconocer que esta mayoría con la que cuenta el nuevo gobierno le da la capacidad de instrumentar las políticas necesarias para enfrentar y resolver los grandes retos que México demanda, y le da la ventaja de poder hacerlo rápidamente. Así las correcciones se pueden hacer a mayor velocidad que si se tuvieran que negociar, pero el riesgo es que se ejecuten sin tomar en cuenta otras voces.
Es aquí en donde de la mano con el hartazgo de la población se provocó una inminente ausencia de contrapesos, ya que los únicos dos que quedan visibles son: (a) la ciudadanía como tal que debe ser Participativa, Exigente, Contestataria, Excelente y Solidaria (como lo hemos dicho ya previamente, ciudadanos PECES); y (b) los mercados financieros, particularmente los internacionales.
Bajo esta argumentación es que resulta necesario enfatizar que el momento de los ciudadanos llegó. La ciudadanía forzosamente tiene que asumir el papel que le corresponde del frente de batalla para evitar atropellos.
Se trata de entender la importancia de ejercer liderazgo en aquellas áreas en las cuales los que normalmente habrían de fijar el control ante cuestiones que no sean del todo lógicas (por ejemplo, las fuerzas de oposición en el Congreso), ahora requieren que sea la fuerza ciudadana la que resalte los riesgos que encierran determinaciones tomadas con base en la aplanadora legislativa y/o gubernamental del partido en el poder.
El enorme reto es entender que la posibilidad de excederse por parte de cualquier gobierno o autoridad es cuestión de naturaleza humana al no tener límites evidentes; entonces, lo que debemos provocar los ciudadanos es ser un mecanismo para evitar que esos excesos se den al constituirnos en los frenos ausentes institucionalmente.
La realidad es que la ciudadanía ha estado pasiva durante mucho tiempo (o una buena parte) y ahora tiene que despertar y hacerlo contundente y rápidamente.
Sobre el particular es relevante advertir en qué términos se refiere a los contrapesos legítimos de la sociedad civil Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Antes del primero de diciembre pasado AMLO descalificaba a algunas agrupaciones de ciudadanos, dividiéndolas entre buenas y malas, situación preocupante porque dichas expresiones hablan de intolerancia, un ingrediente ajeno a un sistema democrático. En nuestro país deben convivir todas las voces y opiniones, gozando de una rica interlocución para lograr finalmente que se tomen las mejores decisiones.
Si de antemano se descalifican grupos, opiniones y posturas, se fractura la convivencia sana y democrática. Cuando no se da la oportunidad de escuchar otra opinión se estigmatiza, y esto es intolerancia. Conducirse de esa manera puede generar una polarización social que es lo que menos le conviene al país. Por ello, no debemos demorar ni un segundo en entender que ha llegado la hora de los ciudadanos.
*Consejero de México Unido Contra la Delincuencia A.C.
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