Ciudad de México, 6 de marzo de 2024. México Unido Contra la Delincuencia presenta la segunda edición de su informe “El Negocio de la Militarización. Opacidad, poder y dinero”, que revela que las Fuerzas Armadas (FFAA) se han convertido en una nueva cúpula política y económica, administradora de jugosas partidas presupuestales y pieza clave en el uso y control de los recursos e ingresos de proyectos insignia de la actual administración; sin fiscalización ni transparencia.

El informe revela que la participación de las FFAA en la vida pública se convirtió en un rentable negocio que las ha hecho operar prácticamente bajo una lógica empresarial; un fenómeno que va en detrimento directo del Estado de derecho y la democracia en nuestro país, pues debilita a las instituciones y presupuestos civiles.

Si bien es cierto que el empoderamiento de las instituciones militares inició hace dos sexenios, con la declaración de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, fue en la actual administración federal en la que se les otorgaron los mayores beneficios a través de diversos mecanismos a modo:

El proceso de empoderamiento de las Fuerzas Armadas no es reciente, pero se aceleró de manera exponencial y preocupante durante la administración de Andrés Manuel López Obrador. Ahora las FFAA se ocupan de ejercer, administrar y gestionar estratégicamente gran parte del dinero público, con profunda opacidad, alta discrecionalidad y nula rendición de cuentas.

Estamos ante un escenario sin precedentes altamente riesgoso para los derechos humanos, el Estado de derecho y la institucionalidad democrática, pues todos los recursos y ganancias transferidos, administrados y aprovechados por los uniformados se restan directamente al dinero y capacidades que el Estado debería destinar para proteger nuestros derechos. La participación cada vez mayor de las FFAA en actividades que nada tienen que ver con la disciplina militar minan el papel democrático de instituciones civiles: las FFAA ya juegan un papel estratégico en el gobierno, fortalecidas por un trato ventajoso frente a las instituciones civiles, por lo que el poder civil pierde cada vez más fuerza frente a la imposición del poder militar.

Ante este panorama que vulnera nuestra seguridad, democracia y Estado de Derecho, es urgente y necesario que se revierta la tendencia de incrementar su poder económico y político, mediante el fortalecimiento de las instituciones civiles reasignándoles las tareas que de origen les corresponden; establecer mecanismos efectivos de control y fiscalización de recursos para que las FFAA sean transparentes y rindan cuentas sobre cómo y en qué gastan nuestros impuestos; establecer lineamientos para la utilización de los recursos generados por las empresas y proyectos gubernamentales a favor del desarrollo social, no sólo el enriquecimiento de las élites militares y, ante todo, apuntar hacia el retiro gradual de las FFAA de la seguridad y la vida pública.

La militarización no sólo es un negocio: es un grave riesgo para el Estado de derecho y la democracia.

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