Legalización de la marihuana en México: llegó la hora
Un país que hace 12 años declaró la guerra contra el narcotráfico, que ha dejado más de 240 mil muertos y 40 mil desaparecidos, mientras que la tasa de muerte por sobredosis de drogas se mantiene en 0.01%, según México Unido Contra la Delincuencia (MUCD).
09/03/2019, CHILANGO.COM, Alejandra Sánchez Inzunza
Todavía no es legal, pero en solo unos años la marihuana ha pasado de ser una planta demonizada a un producto cada vez más normalizado, aceptado incluso con un toque de glamur.
El cambio ha sido lento y paulatino. Ha implicado una ardua lucha política y judicial, que empezó con protestas de 10 a 15 personas en los alrededores del Parque México, en la colonia Condesa, y que 20 años después llegó a sentar jurisprudencia en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por lo que ahora todos los jueces federales están obligados a otorgar amparos a cualquiera a quien se le niegue el permiso para cultivar marihuana con fines recreativos para consumo personal. Después de casi un siglo de prohibición, el Senado debe presentar una iniciativa de ley este año, siguiendo la propuesta de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.
México se uniría a la ola de países como Estados Unidos, Canadá y Uruguay, y podría convertirse en líder de la industria cannábica a nivel mundial, que tiene un valor de unos 150,000 millones de dólares, según un estudio de Euromonitor. Pero para llegar aquí, a este punto donde se habla de legalización, de oportunidades de negocio, de innovación y de derechos de consumo, se ha transitado por un largo camino de estigmatización, violaciones a derechos humanos, estrategias legales y campañas para cambiar la forma de pensar de un país entero, que tenía consenso en torno a la prohibición. Un país que hace 12 años declaró la guerra contra el narcotráfico, que ha dejado más de 240 mil muertos y 40 mil desaparecidos, mientras que la tasa de muerte por sobredosis de drogas se mantiene en 0.01%, según México Unido Contra la Delincuencia (MUCD).
El camino hacia la legalización empezó hace 20 años gracias a activistas y especialistas que han informado a la sociedad sobre los beneficios que habría si se regulan la marihuana y otras drogas. Pero fue realmente hace 12 años, cuando el entonces presidente Felipe Calderón declaró la guerra contra el narcotráfico, que la sociedad civil y la academia buscaron alternativas más serias a una política de seguridad que afecta a los eslabones más bajos de la cadena, como campesinos y consumidores. Regular es mejor que castigar. Pero este puñado de personas se ha enfrentado a un concepto global, donde la mano dura ha sido la solución durante décadas.
Zara Snapp recuerda cómo sus amigos en Colorado acabaron en la cárcel porque portaban pequeñas cantidades de marihuana cuando eran adolescentes, y cómo su vida cambió por completo al ingresar a un sistema penal del cual era difícil salir. En Estados Unidos se ha multiplicado por 10 el número de personas en prisión por delitos de drogas en los últimos 40 años. En México, 40% de los detenidos por delitos relacionados con drogas tenía menos de 500 pesos en mercancía, según MUCD.
En 2015, cuando SMART (Sociedad Mexicana de Autocultivo Responsable y Tolerante) ganó el primer amparo que permitía sembrar, cultivar, preparar, poseer y transportar cannabis, Aram Barra recibió decenas de amenazas y malos comentarios a través de redes sociales, que lo criticaban por apoyar la legalización de la marihuana. “Quieres matarnos a todos”, le decían. Exactamente tres años más tarde, el 31 de octubre de 2018, cuando salía de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con su camisa azul marino con la leyenda Cannabis Activist, le sorprendieron los aplausos y cientos de solicitudes de amistad en Facebook e Instagram, así como seguidores en Twitter que lo apoyaban tras haber obtenido el quinto amparo que señala la inconstitucionalidad de la prohibición absoluta del consumo recreativo de la marihuana.
“Para mí eso fue el termómetro de cómo ha cambiado la opinión pública en este tiempo”, dice el también exdirector de Espolea, una de las primeras organizaciones en trabajar el tema de reducción de daños relacionados con el consumo de drogas.
Aunque Barra no era formalmente de SMART, un colectivo de cuatro personas que surgió desde MUCD, sí era parte del grupo de activistas que consideraba que los litigios estratégicos eran la forma de obligar al poder legislativo a regular. Al mismo tiempo, otras organizaciones y expertos como Zara Snapp y Lisa Sánchez, actual directora de MUCD e integrante de SMART, seguían con su labor de cabildeo, concientización y promoción de los derechos humanos. Entre 2012 y 2015, introdujeron alrededor de 15 iniciativas de ley en la Asamblea Legislativa y ambas Cámaras, pero ninguna prosperó. En total, se han presentado 39 iniciativas desde 2007. La primera fue de la diputada Elsa García Conde, del Partido Socialdemócrata, quien proponía despenalizar el consumo de marihuana si no excede los cinco gramos.
La vía judicial, por tanto, se veía como una alternativa más eficaz. En 2012, MUCD y el despacho de abogados de Andrés Aguinaco emitieron el recurso para que SMART fuera un club cannábico, pero este avanzaba a paso lento. En aquel entonces, Raúl Elizalde, mejor conocido como “El papá de Grace”, una niña de 10 años con síndrome de Lennox-Gastaut que sufría hasta 400 convulsiones al día, había contactado a Barra, a Snapp y al diputado del PRD Fernando Belaunzarán, para que le ayudaran en su lucha por el uso del cannabis medicinal.
Elizalde abrió la discusión sobre el uso terapéutico de la marihuana en México. Habló ante el Congreso, se reunió con el expresidente Enrique Peña Nieto y consiguió el primer amparo que le permitía importar cannabidiol (CBD) para Grace. “La estrategia fue por varios frentes. De inicio era ‘vamos por el club’, que avanzó, pero se tardó tres años. El caso de Grace vino a desatorar eso porque movió a la opinión pública y la Corte decidió avanzar”, explica Barra. En 2017, el Congreso autorizó el consumo, venta y cultivo de cannabis en México con fines medicinales. Ahora Raúl Elizalde es presidente de HempMeds México, la primera empresa en comercializar, desde Monterrey, medicamentos hechos con cannabis, un mercado que, calculan, tiene un valor de unos 2,500 millones de dólares al año.
Desde 2015, alrededor de 15 personas más se ampararon por su derecho a consumir marihuana como parte del desarrollo de su personalidad. Los litigios estratégicos abrieron el camino a la próxima legalización de la marihuana, un cambio esperado por gran parte de la sociedad civil durante años. Con el quinto amparo otorgado a Aram Barra, se creó la jurisprudencia que permite que cualquiera que desee cultivar marihuana podrá solicitar un permiso para hacerlo legalmente y consumirla de forma legal con fines recreativos; si este permiso se le niega (lo cual ocurrirá), tendrá que acudir por medio del amparo a solicitar la correspondiente autorización. Esto no quiere decir que todos podemos tener una planta en casa sin consecuencias legales, hay que ampararse para poder hacerlo.
Este precedente judicial hizo que avanzara la iniciativa de la exministra Olga Sánchez Cordero para la legalización controlada de la producción, consumo y comercialización de la marihuana, presentada ante el Senado el pasado 8 de noviembre. Su propuesta prevé el cultivo de hasta 20 plantas, permisos para cooperativas sin fines de lucro, esquemas para el uso científico, comercial, terapeútico e industrial de la planta, y la creación del Instituto Mexicano de Regulación y Control del Cannabis, un órgano descentralizado encargado de regular, reglamentar, monitorear, sancionar y evaluar el sistema de regulación del cannabis. La iniciativa fue presentada y turnada a comisiones y está en la agenda legislativa de este periodo. Ahora corresponde a los senadores proponer modificaciones y mandarla a la Cámara de Diputados para su aprobación. Sin embargo, ha habido poco eco sobre este tema, opacado por asuntos como la Guardia Nacional que propone el presidente Andrés Manuel López Obrador. No hay una fecha concreta para que la legalización de la marihuana se convierta en realidad.
Desde que se publique una ley, que según los optimistas puede ser este mismo año, todavía puede pasar un par más para tener un mercado regulado. En Uruguay tardaron más de un año en echar a andar el proyecto después de su aprobación. Canadá, a pesar de su experiencia en el mercado medicinal, ha tenido diferentes retos y México tiene que encontrar su propio esquema.
La sociedad civil, a través de #RegulaciónporlaPaz, espera que la ley apoye principalmente a comunidades que han sufrido los efectos de la erradicación de cultivos y la prohibición, a través de microempresas o cooperativas para cultivar y vender.
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